Hablar hoy de Bankia es hablar de fraude al ciudadano de este país.
Una vez más a vueltas con el maldito euro, una vez más a vueltas con los activos tóxicos, con el ladrillo.
Por mucho que queramos no podemos entender que ciudadanos españoles, a los que se les llena la boca al hablar de España, que pertenecen a la clase alta de este país, a ideologías neo liberales y católicas, supuestamente bien educados y formados, con títulos y masters, nos hayan hundido en el fango de la corrupción, del despilfarro y de las deudas. La era de "España va bien" ha dejado una estela de desastres encadenados, que ni siquiera los socialdemócratas han sido capaces de arreglar, yo diría que lo han empeorado, y que han convertido a España en un país de dudosa reputación y por ende a los españoles que, sin comerlo ni beberlo, nos han estigmatizado como "chorizos" o cómo "corruptos".
Ya no podemos seguir dejando creer que detrás de cada español hay un ladrón.
Ahora somos menos que menos, es decir estamos en una situación de no saber, de no entender, de quedar anestesiados por los acontecimientos sin estrategias para afrontarlos, de no poder rechistar, en fin de no ser, de no existir, pero estamos y somos ciudadanos españoles, que no se nos olvide.
Seguimos el día a día con suma preocupación, a la espera de nuevos recortes, de nuevos acontecimientos que no sabemos de que calibre van a ser. Unos trabajando, otros esperando, como agua de mayo, un trabajo que pueda devolverlos al grupo de cuidadanos con tarjeta sanitaria. Otros sin esperanza, deshauciados, echados a la calle por los que luego reclaman dinero al Estado, un despróposito tras otro.
La sinrazón es tal, que Bankia es el último pozo dónde vertimos nuestra indignación, a sabiendas de que detrás de estas siglas hay ciudadanos españoles que nos la han jugado.
Somos un país de culpables, ahora le toca el turno al Gobernador del Banco de España, al que no dejan hablar, por si cuenta la verdad y algún que otro de esos ciudadanos españoles que nos la han jugado sale mal parado.
Cuando oímos a empresarios y políticos decir que tenemos que trabajar y producir como los alemanes, se me ocurren varias respuestas que darles:
Nunca podremos trabajar y producir como los alemanes porque no somos alemanes.
Los empresarios españoles no son alemanes
Las empresas españolas no son alemanas (de momento).
Las leyes españolas, no son como las alemanas, si bien van en camino.
El salario mínimo interprofesional español está muy muy lejos del alemán.
Los políticos españoles no son alemanes, por muy cerca que crean estar de la Sra. Merkel, ella no lo está de España
Bankia es un despropósito, uno de tantos que aún quedan por salir a la luz. Los ciudadanos españoles que la han gestionado dejan mucho que desear y su responsabilidad debe aflorar.
El terremoto que ha ocasionado Bankia, ha hecho tambalear, aún más, los cimientos económicos de este país. Hay que limpiar todo el fondo antes de seguir con la forma. Necesitamos buenos gestores que apuntalen bien los cimientos y nos ayuden a reconstruir este país.
Hay que buscarlos.
Hasta pronto Personas
Una vez más a vueltas con el maldito euro, una vez más a vueltas con los activos tóxicos, con el ladrillo.
Por mucho que queramos no podemos entender que ciudadanos españoles, a los que se les llena la boca al hablar de España, que pertenecen a la clase alta de este país, a ideologías neo liberales y católicas, supuestamente bien educados y formados, con títulos y masters, nos hayan hundido en el fango de la corrupción, del despilfarro y de las deudas. La era de "España va bien" ha dejado una estela de desastres encadenados, que ni siquiera los socialdemócratas han sido capaces de arreglar, yo diría que lo han empeorado, y que han convertido a España en un país de dudosa reputación y por ende a los españoles que, sin comerlo ni beberlo, nos han estigmatizado como "chorizos" o cómo "corruptos".
Ya no podemos seguir dejando creer que detrás de cada español hay un ladrón.
Ahora somos menos que menos, es decir estamos en una situación de no saber, de no entender, de quedar anestesiados por los acontecimientos sin estrategias para afrontarlos, de no poder rechistar, en fin de no ser, de no existir, pero estamos y somos ciudadanos españoles, que no se nos olvide.
Seguimos el día a día con suma preocupación, a la espera de nuevos recortes, de nuevos acontecimientos que no sabemos de que calibre van a ser. Unos trabajando, otros esperando, como agua de mayo, un trabajo que pueda devolverlos al grupo de cuidadanos con tarjeta sanitaria. Otros sin esperanza, deshauciados, echados a la calle por los que luego reclaman dinero al Estado, un despróposito tras otro.
La sinrazón es tal, que Bankia es el último pozo dónde vertimos nuestra indignación, a sabiendas de que detrás de estas siglas hay ciudadanos españoles que nos la han jugado.
Somos un país de culpables, ahora le toca el turno al Gobernador del Banco de España, al que no dejan hablar, por si cuenta la verdad y algún que otro de esos ciudadanos españoles que nos la han jugado sale mal parado.
Cuando oímos a empresarios y políticos decir que tenemos que trabajar y producir como los alemanes, se me ocurren varias respuestas que darles:
Nunca podremos trabajar y producir como los alemanes porque no somos alemanes.
Los empresarios españoles no son alemanes
Las empresas españolas no son alemanas (de momento).
Las leyes españolas, no son como las alemanas, si bien van en camino.
El salario mínimo interprofesional español está muy muy lejos del alemán.
Los políticos españoles no son alemanes, por muy cerca que crean estar de la Sra. Merkel, ella no lo está de España
Bankia es un despropósito, uno de tantos que aún quedan por salir a la luz. Los ciudadanos españoles que la han gestionado dejan mucho que desear y su responsabilidad debe aflorar.
El terremoto que ha ocasionado Bankia, ha hecho tambalear, aún más, los cimientos económicos de este país. Hay que limpiar todo el fondo antes de seguir con la forma. Necesitamos buenos gestores que apuntalen bien los cimientos y nos ayuden a reconstruir este país.
Hay que buscarlos.
Hasta pronto Personas
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